ORIGEN DE LA TIERRA
MUNDO YORUBA | BABALAWOS
EL RELATO DEL ORIGEN DE LA TIERRA Y DE LA HUMANIDAD SOBRE ELLA
El relato sobre el origen de la tierra y la humanidad remarca el papel que tuvo Orúnmila, en la conformación de la vida sobre la tierra: Lo que es ahora nuestra tierra una vez fue acuoso, pantanoso. Arriba estaba el cielo en donde hablaba Olodumare y las divinidades, con algunos otros seres.
Ellos solían descender con cuerdas hechas de telaraña con los que también formaban puentes por los que podían caminar.
Algunos bajaban al cuerpo acuoso de vez en cuando con el propósito de cazar. Lo que convenció a Olodumare para pensar crear una tierra sólida, nadie lo sabe. Sin embargo, Él concibió la idea y de una vez la llevó a cabo. Él llamó a Orisa-nlá, la más grande divinidad, a su presencia y le dio para su tarea el material, que consistía en un paquete de tierra suelta (algunos dicen que la tierra estaba contenida en una concha de caracol), y como herramientas una gallina de cinco dedos y una paloma. Cuando Orisa-nlá llegó, arrojó la tierra en un punto adecuado sobre el cuerpo acuoso (pantano). Después soltó a la gallina y a la paloma; y éstas inmediatamente empezaron a esparcir y a regar la tierra. Esto lo hicieron hasta que estuvo cubierta.
Orisa-nlá regresó y le reportó a Olodumare que el trabajo ya se había realizado. Entonces, Olodumare envió al camaleón para que fuera a inspeccionar lo que se había hecho. El camaleón, debe de hacerse notar, fue elegido por su extraordinario cuidado y delicadeza con la que se mueve y aún más, por la extraordinaria manera con la que puede manejar inmediatamente cualquier situación. De la primera visita, el camaleón regresó a reportar que a pesar de que la tierra era lo suficientemente amplia, todavía no estaba lo suficientemente seca para cualquier actividad posterior; de la segunda visita, regresó para alegremente reportar que era suficientemente amplia y que estaba adecuadamente seca.
La creación de la tierra se completó en cuatro días, el quinto día se usó para alabar a la Deidad y para descansar.
Cuando Olodumare estuvo satisfecho con el trabajo que se había hecho, envió de vuelta a Orisa-nlá para que equipara y embelleciera la tierra.
Esta vez, envió también a Orúnmila para que lo acompañara y aconsejara, ya que además de Orisa-nlá solamente Orúnmila conoce los secretos de la creación de los seres humanos. Él estaba con Olodumare al inicio y supo cómo empezó y se completó todo el trabajo.
Él también conoce el secreto de la existencia de todas las divinidades porque desde el inicio fue dotado con una extraordinaria sabiduría y conocimiento, y en esos atributos es similar al mismo Olodumare. Desde ahí y debido a las facultades conferidas, ha sido la mayor divinidad a quien todos, divinidades y humanos, han consultado como consejero, guía y mentor.
Olodumare le dio a Orisa-nlá el primer Igi Ope (Palmera), la cual tenía que plantar, su jugo daría bebida, su semilla daría aceite y también serviría de comida. También le dio otros tres árboles que estaban llenos de savia. Estos fueron Iré (Árbol de Seda), Awún (Madera blanca), y Dòdo. Estos también debían ser plantados y se debía propagar que sus jugos serían bebidas, ya que antes no había lluvias en la tierra.
La gallina y la paloma que en un inicio habían sido usadas para esparcir la tierra debían de multiplicarse para proveer de alimento a los habitantes de la tierra.
A Orisa-nlá le fue asignado otro trabajo. Su deber fue moldear la forma física humana con el polvo de la tierra. Pero el derecho de dar vida se la reservó Olodumare para sí mismo y para siempre.
La instrucción dada a Orisa-nlá fue que, cuando hubiera completado su parte en la creación del hombre, debía de guardar la forma de vida en un cuarto y dejar el lugar. Después Olodumare iría y les daría aliento, completando así la creación del ser humano.
Orisa-nlá le envidió una vez a Olodumare ese derecho de ser el dador de vida. Entonces hizo un plan para espiarlo. Cuando un día había completado su trabajo en vez de encerrar las formas y dejar el lugar, se encerró a sí mismo con ellas y se escondió en una esquina esperando la llegada de Olodumare.
Olodumare, sin embargo, por su omnisciencia, supo acerca de sus planes y entonces lo puso en un profundo sueño del cual pudo despertar solamente cuando las formas ya eran seres humanos. Desde entonces, Orisa-nlá se ha conformado con su parte del trabajo.
Cuando todo estuvo listo Orelúerè uno de los seres que vivía en el cielo y que había sido preparado, fue comisionado para guiar a aquellos seres que irían a habitar la tierra. Él los llevó abajo como le fue instruido y se convirtieron en los primeros habitantes de la tierra.
Cuando el mundo empezó, todos podían viajar al cielo y regresar cada vez que lo quisieran, pudiendo tener contacto directo con Olodumare.
El cielo estaba muy cerca de la tierra, tan cerca que uno podía estirar la mano y tocarlo. Después pasó algo frustrante y repentinamente la tierra se distanció mucho del cielo.
Una historia dice que una persona mezquina se ayudó mucho a sí mismo con la comida del cielo. Otra que una mujer con la mano sucia tocó la parte blanda del cielo.